Seguro que cuando alguien te habla de un bosque de secuoyas lo primero que se te viene a la cabeza es Estados Unidos. Pero no hace falta irse tan lejos para poder verlas… en Cantabria existe un parque de secuoyas que te dejará boquiabierto. ¿Quieres saber dónde?
Secuoyas en Cantabria
En nuestro primer viaje con un bebé elegimos Cantabria como nuestro primer destino. ¿Por qué? Porque tiene mar, hace fresco (y queríamos escapar del calor del verano) y nos pilla cerca de casa. Aunque de todo eso lo contaré en otro post.
El caso es que nuestro centro de operaciones (es decir, el hotel donde nos alojábamos) se encuentra en Cabezón de la Sal. Y a unos dos km de allí se encuentra un bosque de secuoyas enormes que no queríamos perdernos de ninguna manera.
Bosque de Secuoyas
Este bosque de 2’5 ha de extensión se plantó en 1940 con la intención de restringir al máximo posible las importaciones de madera de secuoya. Por si os preguntáis cuántas secuoyas hay: 848 (no, no las he contado, pero es lo que leí). Yo ya lo había visitado hacía 5 años, cuando simplemente dejabas el coche aparcado en el arcén de la carretera y paseabas entre las altísimas secuoyas sin ningún recorrido fijo.
Actualmente han habilitado una pasarela de madera totalmente accesible para sillas de ruedas, de tal manera que cualquiera pueda plantarse en medio del bosque de secuoyas sin ningún problema. Así que si queréis ir con sillas de bebés podéis… eso sí, la pasarela os deja en el centro del parque de secuoyas y desde ahí si queréis moveros tendréis que caminar por el bosque.
En la entrada al bosque hay una caseta en la que te informan de los horarios de las visitas guiadas por el bosque de secuoyas y donde también te dan un plano con los dos recorridos que puedes hacer. No son recorridos para nada largos y creo que lo que la mayoría acabamos haciendo es pasear libremente… sí hay algunas zonas en las que hay escaleras pero tampoco es necesario usarlas. De hecho esta fue la zona más embarrada y «peligrosa» de nuestra visita.
Lo que sí tenéis que tener en cuenta es que las secuoyas más grandes y frondosas están en la parte baja del monte, mientras que las más pequeñas (pero grandísimas) están en la parte alta, es decir, donde se empieza la visita.
Nosotros visitamos el parque de secuoyas una tarde en la que llevaba lloviendo media mañana. Sí, había barro, pero se podía pasear sin ningún problema. Nos cruzamos con bastante gente que parecía que hubieran salido directamente de la sección de montaña del Decathlon… nosotros vestíamos vaqueros, playeras y con la mochila portabebés.
Hay dos parkings: uno justo al lado de la caseta de información, con sitio para 4 coches únicamente. El otro parking se encuentra a unos 3-4 minutos andando por la carretera (han pintado una especie de camino en el suelo pero al final quieras que no por donde caminas es por el arcén).
La visita dura el tiempo que vosotros queráis. Al fin y al cabo el atractivo de este bosque cántabro son las secuoyas… así que depende de lo que os entretengáis haciendo fotos, porque el ambiente es único -no hay muchas secuoyas en España, que digamos.
Por cierto, ¿sabíais que las secuoyas crecen 1’80 m al año entre los 4 y los 10 primeros años?
Venga, que sé que os han entrado ganas de visitarlo 😉
Os dejo la localización:
¿Conocíais este parque de secuoyas de Cantabria? ¿Qué os parece?
Pues hija ni idea que tenía, pero apuntado queda con una chincheta en mi mapa de Google, porque me ha encantado. Esperaré a ir a finales de otoño para que no haya mucha gente. Un beso 😘
Cualquier época puede ser buena…te pilla «cerca» de casita además 😀